La porfía ante la adversidad.¿ Resistir en el oficio o el oficio de resistir?
Me gustaría compartir algunos pensamientos y experiencias en relación a nuestro oficio, ubicando la adversidad, que históricamente hemos tenido las mujeres, no en el lugar de heroicidad sino de motor de crecimiento y la resistencia como actitud para seguir en el camino elegido, para afirmarnos en nuestra tarea y proyectarnos al futuro con convicción y con el objetivo de defender estos espacios de creación, encuentros y ampliación de las redes en España y todo el mundo.
He tomado un personaje histórico, una mujer que tuvo que cambiar su identidad femenina por una masculina para poder desarrollar sus ideales y que tropezó, por decirlo de alguna manera, con los títeres gracias al amor de su hijo que intentaba sacarla de una depresión, estas dos coincidencias la de ser mujer en 1800 y no poder ejercer como tal, y la casual o causal condición de tener un vínculo estrecho con el mundo de los títeres me inspiraron esta reflexión , como titiritera en el siglo XXI, cuando llevo sólo 14 años de profesión.
El espíritu de esta comunicación es el de la postura de lucha de la mujer a través de la historia y cómo incide y a la vez empuja en la actualidad nuestro quehacer cotidiano, nuestro pensarnos artistas, tomando experiencias de nuestras predecesoras que no descansaron en la búsqueda, como tantas compañeras y para citar pioneras en mi país Sarah Bianchi y Mané Bernardo con una labor extensísima nos dan ejemplo para seguir creciendo y no claudicar.
Cuando comencé a hacer títeres y teatro, estaba muy lejos de imaginar siquiera que iba a dedicar mi vida al arte del teatro y del teatro de títeres, en aquellos tiempos del comienzo de la formación (1986) todo era pura pasión, fascinación y veíamos el camino de la profesionalización muy lejos todavía. El maravilloso proceso transitado en estos años con mucha búsqueda, luchas por sostenerse en el camino y grandes alegrías me hacen estar infinitamente agradecida. Muchas veces decimos que el hacer teatral es un hecho grupal, pero los titiriteros y titiriteras así como los músicos u otros artistas también vieron la posibilidad de hacer piezas en solitario, camino que yo elegí llegado un momento de mi vida que necesitaba dedicarme completamente a la investigación y a producir espectáculos, pero que era difícil construir un grupo o un dúo. El miedo era muy grande y no me atrevía a dar el paso, hasta que un día vi en una plaza de mi pueblo a una titiritera solista, la llama de la esperanza y el deseo se encendieron y nunca más volvieron a apagarse. Posteriormente ella fue mi directora del primer unipersonal, sentí un salto enorme al tomar la decisión, ya que en nuestro país muy prolifero en el arte de los títeres la mayoría de los solistas eran titiriteros y las mujeres tenían sus grupos, o sus parejas, pero el protagonismo era mayormente de los hombres. Con mi directora, Patricia Bontas, que en ese momento tenía un espectáculo solista empezamos a reflexionar acerca del oficio de las solistas en términos de igualdad de oportunidades, de estéticas, de cuestiones laborales concretas, de sentires femeninos en definitiva y de cómo poder juntarnos para crecer y compartir experiencias, mi primer obstáculo era que viviendo en la patagonia me resultaba muy difícil encontrarme con compañeras del resto del país, en el sur no había titiriteras solistas, (al menos no conocidas por mi) y en el resto del país los referentes más importantes de mujeres que habían salido adelante a nivel profesional y editado libros etc, etc, eran Mane Bernardo y Sarah Bianchi, en otras provincias empezaban a aparecer más solistas, pero nos costaba tener contacto real. Sentíamos que necesitábamos un lugar propio para el encuentro, y se empezó a divulgar la idea de un encuentro de titiriteras solistas, hubieron muchos detractores, muchas risas burlonas y comentarios adversos, quizás llevaban razón los que decían que hacer un encuentro de solistas era muy cerrado, finalmente en el año 1998 en la CALLE DE LOS TÍTERES (Buenos Aires) hubo un primer intento de encuentro nacional de mujeres titiriteras que se abortó por problemas con el edificio y ya no se retomó la idea. Finalmente me entero, ya viviendo aquí, con gran alegría que en el año 2006 se realizó el primer encuentro nacional en la provincia de Mendoza y al año siguiente se abre aquí “titeres en femenino”, eso me da mucha esperanza, porque este espacio es necesario, este encuentro de nuestros sueños, anhelos, deseos, obstáculos, preocupaciones y realidades compartidos nos hace cada vez más fuertes, nos abre caminos, nos hermana en la diversidad, y sigue plantando cara a las barreras y a los muros. Que tengamos esta posibilidad gracias a las luchas de otras compañeras titiriteras además de ser una alegría, es una muestra de que esto no es una cuestión de género masculinidad versus femineidad sino una cuestión de igualdad y en cualquier caso de género humano, de reflexionar sobre nuestro modo de ver el mundo y aportarlo a nuestra sociedad con el protagonismo surgido del trabajo sincero, derribando estereotipos sobre todo los de género, separamos espacios para volver a unirlos de otra forma, la de integrar.
Si echamos un vistazo a la Historia del Arte, no encontraremos el nombre de ninguna mujer escultora o pintora o escritora y mucho menos actriz o titiritera anterior a la Edad Contemporánea y si los comparamos con los que se estudiaban hace veinte o treinta años, poco han variado; para acercarnos de manera más o menos completa a nuestro pasado, los datos de que disponemos no son siempre abundantes y menos si queremos estudiar temas que en el pasado reciente estuvieron ignorados como es el caso de todo lo relativo al mundo femenino, del que se concluyó que carecía de importancia a nivel artístico, científico o literario, pues la mujer había estado relegada al mundo del hogar (por imposición social y/o necesidades inherentes a la maternidad) y profesionalmente no había podido hacer mucho. Poco dinero y tiempo se invirtió bajo esta mentalidad en indagar sobre sus posibles logros y cuando alguno se encontró de manera casual, se calificó de excepción, de genialidad oculta y no se incidió en su importancia. Muchas artistas realizaban magníficas obras que firmaban los hombres, como muchas titiriteras realizaban importantes aportes y creaciones artísticas muchas veces sosteniendo al titiritero en la sombra , en el silencio detrás del retablo.
Y buscando referentes históricos me encuentro con Aurora Dupin novelista y dramaturga, nacida en París en 1804, descubre que su papel como heredera de una comarca era contrario, a su gusto, a su lógica, a sus capacidades”. Dupin se separó de su marido se fue a París con sus hijos y escribió más de 70 novelas, relatos y un par de docenas de obras de teatro. Comenzó a vestirse de hombre para acceder a los círculos intelectuales de los escritores parisinos hasta que decide ponerse un seudónimo masculino para firmar sus novelas. Cuenta una de sus biografías que su ruptura con Chopin y la critica situación política de Francia (ella era activa militante política), la habían sumido en una profunda depresión y su hijo Maurice comenzó a distraerla con pequeños espectáculos de títeres, que pronto se convirtió en una verdadera empresa titiritera. Madre e hijo se sumergieron en el estudio de la técnica de los títeres y en la comedia del arte, creando un importante taller teatral. Sátiras populares, eran representadas en cabarets importantes como el GLOBO VERDE de Cracovia y el GATO NEGRO de París. George Sand o Aurora Dupin cuenta: “ dos sillas bastaron para armar un retablo que se convirtió en teatrino con la adición de una carpeta de dibujo y una toalla, los personajes fueron leñas y trapos que cobraron vida para representar pequeñas escenas que según el proyecto de Maurice, relatarían toda la revolución francesa.” En una ocasión prologa la obra de su hijo de esta forma: “ Si les mostrara una bella marioneta alemana barnizada, cubierta de lentejuelas, coloreada y movida por resortes, ustedes no podrían olvidar que se trata de un muñeco, una obra mecánica. Mientras mi burattino, suave y flexible, obedeciendo a todos los movimientos de mi mano: va, viene, gira la cabeza, se cruza de brazos, los eleva al cielo, los agita en todos los sentidos, saluda, suspira, conmueve las paredes, con su alegría o desesperanza. Y ustedes creerían ver todas las emociones aparecer sobre su figura. De dónde viene ese prodigio?. Una realidad de expresión que hace olvidar su dimensión verdadera. Todo ese prodigio procede de que este títere no es un autómata, de que tiene mis caprichos, mi inspiración, mis entrañas, que todos sus movimientos son consecuencia de las ideas que me aparecen y de las palabras que le presto, se trata de mí misma, es decir que es un ser y no un muñeco.”
Buscando más alrededor de esta personalidad tan potente para su época, quien desea establecer una religión de la humanidad, suprimir los privilegios y liberar a la mujer; además de su obra artística literario-teatral; se encuentran muchas declaraciones, críticas y hasta ataques injustos que ella resistió y contestó con trabajo, que algunos biógrafos como Jean Chalon destaca que “Alrededor de George Sand hay demasiadas leyendas que deforman al personaje", la sociedad del momento no toleraba mujeres que rompieran con las reglas o desafiaran el orden establecido y mucho menos que se erijan siendo ellas mismas.
Traspolando estas dificultades, a la hora de ser oídas o tenidas en cuenta, llevándolo a nuestro territorio contemporáneo es menester nombrar a Sarah Bianchi, que en julio de este año inició el último y más largo viaje; pionera del arte de los títeres en argentina, con más de 30 premios nacionales e internacionales por sus aportes al teatro, teatro de títeres y a la infancia participó del primer encuentro nacional de titiriteras en argentina (2006), cuenta su experiencia, con la que me identifico completamente y aunque ella y Mane estaban juntas, en el año 44 en Argentina , perseguir tu sueño como titiritera era más que adversidad, era jugarse casi la vida.
“ (….)empezar a querer hacer títeres con mi maestra y compañera de toda la vida Mané Bernardo, era casi una utopía. Porque de dónde sacar fuerzas, de dónde movilizarnos para hacer viajes, muchas veces muy mal vistos, muy criticados. No solamente por la gente, sino también por nuestros colegas titiriteros, porque estaban acostumbrados a ser “los titiriteros”, hombres. Y si acaso tenían a una mujer al lado, era para ayudarlos, para asistirlos, pero el que tenía la voz cantante era él.
En nuestro caso ninguna tenía la voz cantante, pero más de una vez lamentamos no tener el varón al lado porque las dos nos gastamos mucho cargando baúles, haciendo encomiendas, cargando en los trenes, en los camiones, en los micros (buses), manejando las cargas y los pesos. Ahí decíamos por qué no habrá una persona que sea más representativa de la fuerza. Porque los titiriteros, antes de ser titiriteros (se los digo muchas veces a los jóvenes), están eligiendo un camino de vida, que no es fácil en ningún sentido y que sin vocación y sin sensación de que con el títere se pueden lograr muchas cosas, mejor no emprenderlo. Ese camino está lleno de dificultades”(...)
En nuestro caso ninguna tenía la voz cantante, pero más de una vez lamentamos no tener el varón al lado porque las dos nos gastamos mucho cargando baúles, haciendo encomiendas, cargando en los trenes, en los camiones, en los micros (buses), manejando las cargas y los pesos. Ahí decíamos por qué no habrá una persona que sea más representativa de la fuerza. Porque los titiriteros, antes de ser titiriteros (se los digo muchas veces a los jóvenes), están eligiendo un camino de vida, que no es fácil en ningún sentido y que sin vocación y sin sensación de que con el títere se pueden lograr muchas cosas, mejor no emprenderlo. Ese camino está lleno de dificultades”(...)
Y similares situaciones adversas las hemos vivido,como solista cuántas veces hemos actuado y nos hemos ido al hotel solas sin tener con quien compartir las vivencias, aguantar solas esas miradas cuando decimos “titiriteras” al responder a la pregunta ¿profesión?, o ¿de qué vive, pero viaja ud. sola?, con todas las maletas?, sobre todo si sales fuera de tu país y en el mejor de los casos arrancar un “pobre chica, lo que tiene que hacer para buscar sus habichuelas”, pero también hemos sentido el apoyo solidario,”qué valientes salir a los caminos solas” o “qué bien, si las mujeres tenemos cosas para decir con los títeres”. En realidad esto se desprende de las conquistas que hemos tenido en todos los campos profesionales y sociales a partir de ello, la igualdad es la puerta que se abrió y nuestra mirada sobre la profesión en todos los aspectos: estéticos, ideológicos, poéticos, artísticos en general serán para sumar, quizás se nos haga más pesado recorrer nuestro camino si queremos hacerlo como los hombres, quizás no sólo sea diferente la mirada estética sino la forma de hacer títeres, la dramaturgia de títeres tampoco abunda en miradas femeninas; por eso, y me repito, estos espacios son vitales para nuestro crecimiento, no para separar sino para particularizar nuestra realidad y volcarla a la realidad común para enriquecerla, transformarla disfrutarla juntos.
Agradezco a todas las mujeres que lucharon y luchan para que el mundo sea un poco mejor todos los días desde su retablo, desde su lugar.
“La inteligencia busca, pero quien encuentra es el corazón.” George Sand
MUCHAS GRACIAS.
Claudia Verdecchia
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